HISTORIA
Ciudad de Santo Tomé Primera fundación
Las misiones del Tape, fueron presididas por el padre Roque Gonzáles de Santa Cruz, quien partiendo de Yapeyú remontó el Río Ibicuy para llegar a aquellas lejanas tierras que se extendían en el actual territorio de Río Grande del Sur, hasta la divisoria de las aguas que van al Atlántico y las que forman las nacientes del Río Uruguay, hacia el oeste.
Allí fueron creadas las reducciones de Candelaria, San José, San Miguel, Apóstoles, y Santo Tomé.
La reducción de Santo Tomé del Tapé fue fundada por los padres Luis Ernotte y Manuel Berthold, ambos sacerdotes jesuitas, sobre la margen derecha del Río Yaguary próximamente a la desembocadura de éste en el Río Ibicuy, el día 13 de julio de 1632.
La primera reducción de Santo Tomé llegó a tener hasta mil quinientos indios, que dirigidos por los dos fundadores fueron allí bautizados y aprendieron a labrar la tierra, sembrando mandioca, maíz algodón y trigo.
En todas las reducciones del Tape la alimentación era escasa, entonces los sacerdotes jesuitas Pedro Romero y Cristóbal de Mendoza, resolvieron dirigirse a Corrientes, donde compraron mil quinientas cabezas de ganado vacuno, al estanciero portugués Manuel Cabral de Alpoin.
Segunda fundación
La prosperidad de la primera reducción fue interrumpida por una epidemia de viruelas que diezmó a la población y además se produjo una gran proliferación de tigres en los bosques próximos que hizo prácticamente imposible la supervivencia de los indios; así como también volvieron a repetirse las incursiones de los mamelucos, que trajeron nuevamente la muerte, la desolación y el cautiverio en las reducciones.
Los pobladores de la primera reducción de Santo Tomé, retiraron sus cosas y quemaron sus hogares y en caravana larga y triste, abandonaron sus tierras, Ibicuy abajo, en canoas, en balsas rudimentarias y en carretas que rodaban paralelamente al río. En esa forma llegaron al río Uruguay y descansaron ocho días en Yapeyú, para reiniciar su marcha, luchando con las aguas y la adversidad hasta llegar después de penosa peregrinación, a su actual emplazamiento, y aquí los padres Luis Ernotte y Manuel Berthold, fundaron por segunda vez la reducción de Santo Tomé el día 9 de julio de 1639.
Reducción que en el año 1817 seria destruida por una invasión portuguesa desde el lado de la Misión de San Borja, en manos del Brigadier portugués Francisco Das Chagas Santos. Santo Tomé queda como tierra arrasada debido a que los portugueses la saquearon, destruyeron y luego la incendiaron, dejando todo reducido a cenizas y escombros. Al día de hoy el único edificio que conserva parte de sus paredes originales que supieron soportar la envestida de la gran invasión fue nuestra Iglesia Catedral Inmaculada Concepción de María, donde inclusive podemos apreciar figuras sacras de la época, como ser Cristo Flagelado tallado en un solo horcón de madera y un Jesucristo Crucificado también de madera. Otro vestigio de la reducción que se conserva hasta el día de hoy es el aljibe de agua en el patio de la iglesia.
La invasión provoca que los habitantes guaraníes de Santo Tomé migren a estancias de la zona empleándose como peones de campo, a grandes centros urbanos como ser Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Corrientes Capital, donde su mano de obra calificada era muy requerida y cotizada porque estas ciudades estaban en pleno crecimiento. Otra remanente de población se asentó en el Puerto Hormiguero por un tiempo, donde las condiciones para la población no eran propicias del todo, estaban muy al vulnerables en la zona costera y expuestos a las constantes inundaciones de nuestro Rio Uruguay.
Fue así que decidieron trasladar la reducción a los antiguos cimientos de donde se encontraba emplazada Santo Tomé previa a la invasión portuguesa.
Finalmente, por decreto del Gobierno de la Provincia de Corrientes, bajo el mandato del Gobernador Manuel Lagraña, queda establecida su refundación el 27 de agosto de 1863.
Origen del nombre
Era tradición entre los indios, que en tiempos remotos había recorrido las tierras del Tape un hombre blanco, predicando la palabra de Dios, y al cuán llamaron Pay Chumé, que por semejanza eufónica, después se transformó en Pay Tomé y que no sería otro que Santo Tomás el apóstol.
Con el transcurrir del tiempo, la reducción fue tomando forma para lo cual se delineó al pueblo de acuerdo a un urbanismo definido, común a todas las reducciones jesuíticas.
La obra civilizadora de los jesuitas fue extraordinaria; la catequización de los naturales fue tarea ímproba; allí aprendieron a labrar la tierra cultivando yerbales y algodonales y fueron instruidos en la cría de ganado. Organizándose grandes estancias.
La reducción llegó a tener en determinado momento quince mil vacunos, dieciocho mil ovinos, ochocientos equinos y otro tanto de mulares.
Los indios llegaron a ser artesanos notables; para el caso podemos citar a Gabriel Quiri, nacido en Santo Tomé, quien fuera un artista consumado, él fundió todas las campanas de las iglesias que existían en las reducciones; modelaba cálices bellísimos; construyó un reloj astronómico que no se diferenciaba en nada con los europeos; construía órganos para las iglesias así como también cualquier instrumento de música de la época.
Fueron guerreros intrépidos, luchando junto a los españoles que desalojaron a los portugueses de la Colonia del Sacramento.
En esa expedición participó como jefe del segundo ejército, el indio Cristóbal Capiy, natural de Santo Tomé.
La reducción alcanzó gran prosperidad y como la población se hiciera numerosa, se desprendió de la misma, un grupo de familias que fundó la reducción de San Borja en el año 1690, en el mismo sitio de su actual emplazamiento.
La reducción continuó su evolución progresista hasta que sobrevino la expulsión de los jesuitas en el año 1768.
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